"Yo no soy un caballero con brillante armadura. Si alguien como yo tuviese cabida dentro del romanticismo, sería más bien el caballero oscuro, el antihéroe que va a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y entrega que puedas proporcionarme. Querré encerrarte en mi guarida sólo para mí y una vez dentro, te enseñaré a satisfacer todos mis deseos, todas mis perversiones... Y espero que me lo agradezcas como es debido, con una sonrisa dulce y siendo complaciente."


Edward Cullen. Rendición.

martes, 7 de diciembre de 2010

Cap.30 Metamorfosis

Pareció aliviado al escucharme, aunque mi actitud no daba lugar a equívocos, supuse que necesitaba oír de mis labios la confirmación de mi gesto. Entonces entreabrió un poco sus perfectos y suaves labios y casi cerró los ojos, hasta convertirlos en dos tentadoras líneas verdes. Era el hombre más seductor del mundo.
 Si a eso le añadimos la carga de su pasado, el resultado era una explosiva mezcla de sentimientos la que provocaba en mí. Quería protegerlo, consolarlo, ofrecerle refugio y calor… Y por otra parte, quería poner mi vida entera en sus manos, permitirle que me sometiese, que me cuidase, ofrecerle mi cuerpo, mi amor, mi ser entero… Edward era un luchador, y yo, sería su refugio.

Le correspondí separando mis labios, en una muda invitación a que tomase lo que era suyo. No sabría decir cuál de los dos necesitaba más consuelo, pero conociéndolo, seguramente sería yo. Más besos, necesitábamos besos. Me había dejado el alma temblando con la revelación de su pasado, así que no podía hacerme ni una ligera idea, de cómo se sentiría él.
ooooooooooooooooooooooooooo

Él se sentó en el banco, iluminado por la luz de la luna que entraba por los ventanales, suspiró profundamente, y comenzó a acariciar las teclas con sus dedos. Suaves y melancólicas notas surgieron del piano. Pero eran serenas. No había en ellas tristeza, ni rabia, ni ningún matiz trágico. Lo escuché tocar sobrecogida por el sentimiento que desprendía cada nota. Casi sin atreverme a respirar. Edward alzó la cabeza sin detener la melodía, y me hizo un gesto invitándome a sentarme a su lado.

Acepté encantada, deslizando mis pies descalzos sobre el suelo de madera, procurando evitar cualquier ruido que manchase la perfecta melodía. Me senté a su lado con las manos en mi regazo. Hipnotizada por la danza que sus dedos describían sobre las teclas.

Cuando terminó, giró la cabeza despacio para mirarme. Yo estaba sobrecogida, emocionada hasta tal punto, que no pude encontrar palabras que se acercasen remotamente a lo que su música había provocado dentro de mí. Daba igual no poder encontrar las palabras. Tampoco encontré mi voz.

-Es “Claro de Luna” de Debussy. –

-Es preciosa. – Conseguí decir en un susurro ronco.

-Tú sí que eres de verdad preciosa. – Sus palabras salieron suaves y dulces. Nunca le había escuchado ese tono. Y para colmo, sus perfectos y cálidos labios se cerraron en un delicioso beso sobre mi hombro desnudo. Me estremecí de pies a cabeza con su contacto. Ese hombre acabaría haciendo de mí su voluntad. No tenía fuerzas para resistirme a su seducción.
ooooooooooooooooooo
Repetí el ritual de todas las mañanas: ducha, anticonceptivos, pelo, cremas, maquillaje, y cuando fui a vestirme, al abrir el primer cajón de la ropa interior, busqué y busqué, pero nada. Abrí el segundo, sin éxito tampoco, y el tercero. Ya no quise seguir buscando más. ¿Para qué? Tenía sujetadores, ligueros y medias, pero ni una sola braguita, ni siquiera de las más diminutas, las que apenas cubrían lo justo. Al parecer Edward, hablaba completamente en serio la noche anterior, cuando dijo que no me cubriría el sexo, y estaba dispuesto a obligarme a obedecerlo.

Está bien, Cullen. Me quieres accesible, pues accesible me tendrás. Yo podía vivir sin bragas. ¿Puedes aguantar tú, sabiendo que no las llevo? Me puse un sujetador de encaje rojo oscuro, a juego con el liguero, las medias, negras. Localicé la percha separada, se trataba de una falda lápiz, de tela escocesa en tonos rojo, blanco y gris. Un cárdigan gris que se ajustaba perfectamente a cada curva de mi cuerpo, y unos zapatos de franela en el mismo tono, con un tacón imposible, de esos que ponían duro a Edward con solo mirarlos. Todo se ajustaba perfectamente, y los zapatos, conseguían que mis piernas pareciesen mucho más largas de lo que eran realmente. Perfecto, iba vestida de La Perla, Vivienne Westwood y calzada por Louboutin. Todo para complacer al Señor. Como bolso, escogí el Birkin. Me gustaba mucho, y hacía tiempo que no lo usaba.

4 comentarios:

  1. nada d delantales....;)...cada semana cd t escribo x aki pienso a ver algo interesante e ingenioso k decirle..pero es k sinceramente soy incapaz de no decir lo mismo semana tras semana. Y es k t es increíble cm mantienes el ritmo,dios cm puede ser decir cosas tan increiblemente románticas y sucias a la vez es k esa mezcla lo hace el Ser perfecto, No m kiero imaginar el grado d posesión a partir d ahora...estoy deseando ver el reecuentro tras ese monólogo d Bella x el tlf, y q decir k estoy muy d acuerdo cn ella.
    Les va costar a estos dos no comerse (No sexualmente....k tb :P)no creo ke xista término medio entre ellos...y eso m encanta jejej
    Cómo m encanta cómo escribes, lo sabes,y no m cansaré d repetirtelo,
    Un saludo gigante desde Canarias

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  2. hubo algo que se me paso comentar en ff y fue lo de la cadena y la ropa omg!!! me encanta tu gusto por vestir a Bella de esa forma y casi muero de combustión espontanea cuando le coloca la cadena omg!!! Edward esta llegando a limites insospechados de posesividad por cierto me eh enamorado de esos zapatos D: !!

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  4. Me acabo de dar cuenta que en FF no he comentado nada acerca del detalle de la cadena en la cadera,... eso es algo que no se como me hace sentir. Se que es un poco raro, pero por un lado hasta me gusta un poco, pero luego mi parte no visceral, me dice: ¿pero que se ha creido este tío? ¿la quiere marcar como si fuera una pieza de ganado? Ya se que él la considera de su propiedad, algo suyo pero ella es una persona,... no se es como una falta de respeto hacia su autonomia personal, creo que Edward tiene un concepto equivocado con respecto al amor y a la proteccion hacia la otra persona, él la quiere mucho y no quiere que le pase nada pero no puede pretender que ella no tenga un poquito de decision sobre su vida.
    Y otra cosita,... quiero más sobre el pasado de Edward!
    Ah! Y por último! Estoy deseando leer que pasa cuando estos dos pesos pesados se encuentren en casa!
    PD: Adoro la ropa y accesorios que eliges para Bella.

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