"Yo no soy un caballero con brillante armadura. Si alguien como yo tuviese cabida dentro del romanticismo, sería más bien el caballero oscuro, el antihéroe que va a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y entrega que puedas proporcionarme. Querré encerrarte en mi guarida sólo para mí y una vez dentro, te enseñaré a satisfacer todos mis deseos, todas mis perversiones... Y espero que me lo agradezcas como es debido, con una sonrisa dulce y siendo complaciente."


Edward Cullen. Rendición.

martes, 18 de enero de 2011

35.- Alta tensión.


Vi a El Luchador por primera vez, y esa visión me dejó sobrecogida y maravillada al mismo tiempo. La fuerza y poder que bullía bajo su piel no se podía contener dentro de los confines de su cuerpo, y emanaba por cada fibra, por cada poro, por sus ojos…
Especialmente por sus ojos…
Me miró con ojos enfebrecidos directamente hacia los míos. Pude jurar que más que mirarme a los ojos, me miraba el alma. Le sostuve la mirada como un cachorro asustado miraría a su depredador.
 Con miedo, respeto y completamente aturdida. Sin ser capaz de racionalizar la situación en absoluto.
La mente bloqueada.
La boca seca.
El alma en vilo.
El corazón en la garganta.
El miedo a flor de piel. 
El deseo pulsando en todo mi cuerpo.

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Avancé hasta el sillón que quedaba libre, y me senté. Al hacerlo, Edward me miró atentamente, evaluando cada uno de mis gestos. Sus ojos recorrieron cada centímetro de mi cuerpo, desde la cara, los pechos, mis caderas, mis piernas, y justo cuando me sentaba, bajaron hasta mis zapatos. Hasta mis planas y poco sugerentes bailarinas.
Me sonrojé, como una niña que ha sido pillada en falta, crucé los tobillos en un acto reflejo, y los retiré de puntillas bajo el sillón, tratando de esconder lo más posible mis cómodos zapatos. Dejé el bolso en el suelo, y crucé las manos sobre el regazo. Ufff… ¿Por qué me sentía tan… evaluada?

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-¿Cuáles son las medidas que debemos adoptar primero? – La voz firme y autoritaria de Edward me sacó de nuevo de mi ensimismamiento.
-Las medidas a adoptar, ya se han tomado con anterioridad. Y la Srta. Swan vive en esta casa. Es todo lo que debemos hacer por ahora. Eso, y aparentar absoluta normalidad. – Edward volvió a asentir, como si lo que hubiese escuchado de la Sra. Marshall, no le sorprendiese en absoluto.
-¿Eso es todo? –
-Es todo Señor Cullen. Se tratará el asunto con absoluta confidencialidad. Como siempre. – La Sra. Marshall inclinó la cabeza como despedida, y salió del estudio seguida por Call, que llevaba la bolsa con la arrugada hoja de papel a la que se había reducido mi amenaza. No sin antes dedicarme una mirada cálida y reconfortante.
Yo estaba como idiotizada. Incapaz de reaccionar. ¿Qué coño estaba pasando aquí? De repente la cálida y hogareña Sra. Marshall, se había convertido en una especie de jefe de policía, al servicio de Edward.
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-Quiero que te dirijas a mí con respeto en todo momento. Tus castigos forman parte de mi esencia, de lo que soy y de lo que espero de ti. En estos casos, también deberás llamarme Señor. – Me limité a asentir brevemente con la cabeza. Ya había percibido con anterioridad el aura de dominación tan evidente que tenían los castigos, y siempre había reaccionado de forma respetuosa. En ese momento no estuve segura, pero creía que lo único que me había faltado antes, era haberlo llamado Señor. Un nuevo paso hacia mi sumisión. Sorprendentemente, no me pilló desprevenida, era algo que de forma inconsciente estaba esperando desde hacía tiempo.
Se situó a mi espalda, y me hizo notar su aliento sobre mi hombro y espalda desnudos, erizando deliciosamente mi piel bajo su soplo. No podía evitarlo. Me sentía triste y abatida por haberle mentido, aunque tuviese una buena razón, pero su sola presencia me excitaba más allá de cualquier lógica. De repente uno de sus brazos se cerró posesivamente desde delante, alrededor de mi cintura, aprisionando mis brazos de camino, y pegándome contra un costado de su cuerpo. Di un respingo, impresionada por la fuerza y determinación que desprendía ese gesto. Comencé a temblar de pies a cabeza, sujeta por su agarre en torno a mí.
-Me has mentido Isabella. – Dejó un suave beso con la boca abierta sobre mi hombro, y me retiró el pelo hacia el otro, con la mano que sujetaba su vaso, lo que provocó un suave tintineo de los hielos cerca de mi oído.  Pero ese beso, no era un beso suave, era un beso contenido. Al igual que su voz profunda y cargada de deseo. Pero con un peligroso filo que la aceraba.
Despacio noté el ancho vaso con hielo, que contenía algo que olía como whiskey, posarse despacio sobre la parte superior de mis nalgas. Ondulé mis caderas huyendo del súbito contacto frío del cristal, y expulsé el aire de golpe por la impresión, pero Edward me sujetó con más fuerza contra él. Si estuviese completamente pegado a mí, estaba segura de que podría notar su dura erección, pero me la ocultaba de forma deliberada. Lentamente, Edward comenzó a subir el vaso por mi espina dorsal, lanzando así miles de mensajes contradictorios a mi cuerpo. Percibía lo amenazante de su actitud, y el monumental cabreo que hacía que le hirviese la sangre, pero en ningún momento tuve miedo. Confiaba en él ciegamente. Edward nunca me haría daño.

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-Ponte un par de medias negras de rejilla, sin liguero, y los zapatos que llevabas anoche. –
Me apresuré a obedecerlo. Me puse unas medias negras de rejilla, con auto-sujeción, adornadas con dos pequeños lazos de raso en la parte posterior, y salté dentro de los Pigalle. Edward observaba con ojos oscuros, cada uno de mis movimientos sin perder un solo detalle, lo que contribuía a empeorar mi estado de nervios. Me sentía insoportablemente torpe y lenta.
Una vez que hube terminado con lo que me pidió, se acercó a las perchas, y sacó un vestido de punto de seda azul Prusia. Se acercó y me rodeó hasta situarse en mi espalda. El vestido se abría completamente por delante, así que eché los brazos hacia atrás, y me vistió con él. De forma lenta y suave, subió el vestido por mis brazos, hasta dejarlo colocado sobre mis hombros, con un breve y electrizante contacto de sus manos en mi piel. El suave tejido acariciaba mi cuerpo a medida que lo cubría. A continuación se situó delante de mí, y lo cerró cruzándolo sobre mi cuerpo desnudo, y abrochándolo con un cierre oculto. 
Me giró, y me situó delante del espejo. El vestido tenía un profundo escote en forma de V, que dejaba al descubierto el nacimiento de mis pechos, y evidenciaba que no llevaba sujetador bajo él. Edward se pegó a mi cuerpo por la espalda, y abrió suavemente el escote del vestido, descubriendo así mis tensos pezones, que acarició delicadamente con las yemas de sus dedos, mandando deliciosas descargas de deseo, directamente a mi sexo.

13 comentarios:

  1. Oh Señor!!! se le fue la cabeza definitivamente a este hombre....
    El Capi me dejó extraña.
    Sé k la trata asi pq está muy preocupado x ella pero uff me resultó algo brusko en algunos momentos y nunka me había pasado eso cn El Puto Amo.
    Después de leer el capítulo he decido no tirarte sombreros ni matarte...principalmente pq kiero LEER EL SIGUIENTE,ya que, estoy segura k será antológico.....verdad k si¿? ;)
    Gracias pekeña por escribir esta magnífica historia k me tiene muy enganchada
    Saludos desde Canarias

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  2. POR DIOS ESCRIBES COMO LAS DIOSAS,TIENES MUCHO TALENTO FELICIDADES POR EL CAPITULO,DEJAS CON GANAS DE MAS BST

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  3. Bien mi imaginacion no le hizo justicia al vestido y a lo revelador que es....

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  4. Dios buen capitulo!!!
    no se mas decir, estoy sin palabras.
    me encanto el vestido, ahora puedo imaginarme mejor a la sra. marshall, que papel tendra en todo esto, mucho misterio, cada día se pone mas interesante la historia....

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  5. ohhh x dios el vestido!!! ufff mi mente ni se acercaba creo que vivir en un lugar frío me esta haciendo pensar un poco recatada!! pero el vestido hermoso! plis los tacones!! muero x conocerlos y presentarme con ellos para salir una de estas noches haber si hacen que enganche a mi Puto AMo!

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  6. hay dios mio casi me da algo con la foto esa de Edward x____X!!! mejor imagen no pudiste haber elegido para ese momento tan omg del capi.
    Hasta ahora realmente no me habia detenido mucho a imaginarme a la Sra. Marshall pero con esa imagen ya tengo una idea mas clara de ella...

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  7. GENIAL EL VESTIDO,HUF LA ESCENA DEL VASO SIN PALABRAS!!!!!!!!! JODER CON ESTE PUTO AMO!!!!! COMO TE LO DIJE ESTA EN TODO SU ESPLENDOR MUERO DE INCERTIDUMBRE POR SABER EL CASTIGO, ASI CREO QUE ME LLEGO A PORTAR MAL,JAJAJJAJAJA, COMO DICE UNA CANCION: CASTIGAME ME HE PORTADO MAL,DIVIERTETE GOZAS Y TE GUSTA,JEJEJEJEJEJEJE, SALUDOS CHICAS E INCREIBLE COMO ESCRIBES!!!!! SALUDOS...

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  8. Llevo siguiendo tu historia durante unas semanas y tengo que decirte que estoy totalmente enganchada a ella! es increible, cada vez me gusta mas. Estoy deseando leer mas

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  9. Adoro el vestido! Seguro que este tampoco lo puedo pagar :S
    Gran capítulo!

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  10. ME LEI LA HISTORIA OTRA VEZ CADA VEZ ME GUSTA MAS,NO SE QUE PENSARAS TU NI TUS SEGUIDORES PERO SE ME PASO POR LA CABEZA COMO SERIA LA HISTORIA VIENDOLA DESDE EL PUTO AMO,CON LA FORMA EN LA QUE ESCRIBE SERIA INCREIBLE ES UNA IDEA BST.GRACIAS MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR TU TALENTO

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  11. Vaya un vestido...bonito ?? si.. un rato largo, pero qué escote! si se la va a ver el ombligo... no me quiero ni imaginar la sesion que les espera... puff.... nos vamos a tener qe agarrar bien fuertes los machos me parece a mí!! ;D

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  12. http://www.youtube.com/watch?v=QTNDaUdhYmY
    por favor mirad este video hot! Besos

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  13. hola!!!! soy lectora nueva, he leído todos los caps, así ke me he puesto al día. Ke barbara tu historia es genial, me tienes enganchada, me encanta, la forma en ke manejas la historia es sorpendente no cae en lo vulgar al contrario, es muy interesante, y cada capitulo se ha convertido un deleite al leerla, tienes talento en hora buena. El blog me encanta he estado chekando las imagenes, son bastante buenas, así te puedes dar una mejor idea de ellas en cada situación que describes,espero leerte pronto, saludos :D

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