"Yo no soy un caballero con brillante armadura. Si alguien como yo tuviese cabida dentro del romanticismo, sería más bien el caballero oscuro, el antihéroe que va a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y entrega que puedas proporcionarme. Querré encerrarte en mi guarida sólo para mí y una vez dentro, te enseñaré a satisfacer todos mis deseos, todas mis perversiones... Y espero que me lo agradezcas como es debido, con una sonrisa dulce y siendo complaciente."


Edward Cullen. Rendición.

miércoles, 16 de febrero de 2011

38. - Inolvidable.

-¿Quieres que lleve ropa interior? – Susurré las palabras de la forma más seductora que fui capaz, a la vez que desenrollaba la toalla alrededor de mi cuerpo y me quedaba totalmente desnuda ante él. Inclinó la cabeza mientras se abrochaba uno de los gemelos que cerraban los puños de su camisa, con una sonrisa torcida y perversa. Había visto con total claridad mi juego, pero no había nada que
 reprochar, yo jugaba según sus propias reglas.
-Sí. –
Sí… claro que sí… No te sientes cómodo sabiéndome desnuda bajo el vestido… ¿Verdad Cullen?
Me acerqué a ver el vestido y como tenía un hombro descubierto, escogí un pequeño y sugerente sujetador sin tirantas de encaje negro y un diminuto tanga a juego. Edward había salido del vestidor, no tenía claro si para darme algo de intimidad, o para evitar tumbarme sobre el banco. Me inclinaba por esto último a juzgar por la mirada cargada de deseo que me lanzó cuando me quedé desnuda. Las medias que escogí eran negras y gruesas, sujetas por un sutil liguero. Me puse el vestido que se ajustaba perfectamente a mi cuerpo con ese precioso corte asimétrico que dejaba un hombro descubierto y dejé para lo último los zapatos.

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Edward me observaba desde el dormitorio con esa mirada hambrienta que prometía acción y jadeos, pero no parecía dispuesto a ceder fácilmente ante mi juego, así que continué con mi sutil seducción. Me acerqué a él contoneando las caderas. Si hubiese llevado los tacones, el efecto hubiese sido mucho mejor, pero no podía calzármelos todavía. Me senté en el tocador para comenzar a maquillarme, cuando vi cómo Edward salía de mi campo de visión a través del espejo… Y volvía con un estuche de joyería negro en las manos.  Era enorme… ¡Mierda! Tuve ganas de soltar un quejido lastimero, pero me contuve al recordar las maravillosas sensaciones que me produjo su agradecimiento cuando le regalé el reloj. Compórtate Bella…
-Compré esto en Londres para ti. – Se había acercado con la cautela propia de quién va a tratar de acariciar a un animal salvaje, pero con la firme determinación de hacerlo reflejada en los ojos. Mi pulso se había disparado y el estómago se había encogido por la aprensión que sentía ante sus regalos excesivos.
Abrió el estuche y lo dejó con cuidado sobre el tocador. Exhalé todo el aire de golpe, sobre el fondo beige de terciopelo, una delicada gargantilla de diamantes formaba un círculo perfecto y en su interior una par de pendientes con la misma perfecta forma de los que formaban la gargantilla. Era tan sumamente delicada y exquisita, que apenas se veían las sutiles conexiones entre un diamante y otro. No me atreví a tocarlos, pero debo reconocer, que mis dedos ardían por hacerlo. Tragué en seco y tuve que hacer varias inspiraciones profundas antes de poder articular palabra. Edward aguardaba mi reacción con la tensión haciéndose cada vez más evidente en su mandíbula. Me giré en el banco y lo miré a los ojos.
-Es maravilloso, muchísimas gracias. – Para mi vergüenza, me tembló la voz, algo que Edward interpretó como una muestra de emoción por el regalo, cuando yo lo que sentía era rabia… Rabia porque estaba jodidamente emocionada y me sentía egoísta y frívolamente feliz. ¿Cómo era capaz de hacerme eso?
-Sujétate el pelo con las manos. – Obedientemente llevé mis manos a la nuca y alcé mi cabello para despejar el cuello.
Edward sacó la gargantilla del estuche, arrancando destellos de las pequeñas piezas que la formaban y la cerró alrededor de mi cuello, mandando sutiles y electrizantes descargas ante el breve roce de sus dedos sobre la sensible piel. Nuestra imagen en el espejo se volvió borrosa a causa del nivel del agua que volvía a subir peligrosamente. Me bajó los brazos y acto seguido, colocó primero un pendiente, luego el otro con una ligera caricia en el lóbulo de la oreja y observó durante un largo rato mi imagen en el espejo. Me acarició con infinita delicadeza el pómulo y se aseguró de que no habría desbordamiento.


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Avancé unos cuantos pasos más y el sonido inconfundible de los tacones sobre el suelo de madera lo alertaron de mi presencia. Se giró sin prisas y me regaló una deslumbrante sonrisa que provocó que mis rodillas temblasen y mis músculos vaginales se contrajesen. Me recorrió con la mirada de forma lenta e implacable, con aprobación y posesividad… Hasta que llegó a los zapatos de tacón.
Yo aproveché para adelantar un pie, apoyarlo suavemente con la punta y girarlo varias veces en uno y otro sentido, para que pudiese apreciar la obra de arte de doce centímetros en la que estaba subida, mientras me mordía el labio de una forma realmente incitante. Edward abrió los ojos de forma desmesurada con una expresión entre asombrada y divertida.
-Lucifer Bow. – Dije el nombre de los Louboutin como toda explicación, eran de suave cuero negro tachonados de brillantes púas metálicas con un coqueto lazo adornado de igual forma. Entonces soltó una melodiosa risa que hinchó mi alma. ¡Lo había conseguido! Había logrado arrancarle unas risas sinceras y alegres.
-¡Oh, Isabella! Definitivamente apruebo esos zapatos. Son realmente perversos. – Acortó la distancia que nos separaba y me atrapó entre sus brazos. – Y te adoro a ti. Pero esas peligrosas armas, no van a estar ni remotamente próximas a mi trasero. – Él hablaba de su trasero, pero el que estaba siendo acariciado de una forma realmente provocadora, era el mío.
-Vámonos, antes de que quiera comprobar de cerca lo afiladas que están esas púas. –




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-Sam. – Respondió Edward al portero, una vez que estuvimos en el vestíbulo del club, refugiados de los paparazzi. Tardé un momento en que mis ojos se ajustasen a la penumbra del interior del local.
-Su reservado está listo, Señor Cullen. – Y sin cruzar una sola palabra más, Edward me guió con una mano en mi cintura hacia unas escaleras junto a la entrada de acceso a la zona principal del local. Subí delante de él y su mano se deslizó algo más abajo de la cintura mientras avanzábamos, y no la despegó de mí ni un solo segundo... Y eso me gustó, me gustó mucho. Entramos en la segunda puerta y me sorprendió el reservado. Era espacioso con el suelo negro, las paredes de madera de un tono algo más oscuro que el color miel que formaban cuadrados en distintos relieves. La iluminación era suave e indirecta, lanzando suaves sombras en los lugares estratégicos. Había un sofá semicircular tapizado en un tono chocolate, al igual que dos sillones como el de mi despacho en el mismo tono que el sofá, que rodeaban una pequeña mesa baja y en el otro extremo una mesa cuadrada para comer con dos sillas junto a la barandilla del palco que ofrecía una vista inmejorable del escenario, en el que una joven cantaba lo que sonaba como viejas canciones de blues, acompañada de un piano, batería, saxo, trompeta y contrabajo. Me asomé al palco y vi como bajo nuestros pies, el local estaba abarrotado de parejas y grupos cenando mientras escuchaban la deliciosa voz de la cantante. Una pista de baile se abría en el centro y varias parejas bailaban movidas por la música y el ambiente algo bohemio y retro y a la vez sofisticado y elegante del local. Tan Edward…

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-Te deseo. – Susurró rozando mi oído con sus labios que consiguió que la pasión contrajese mis músculos internos.
-Te deseo como un heroinómano desearía su dosis. – Sus palabras estaban teñidas de necesidad y sonaban rasgadas y contenidas. Un suave jadeo salió de mis labios. Me giró de nuevo para que quedase frente a él. Me tomó la cara con ambas manos y el resto del mundo se desdibujó a nuestro alrededor.
-Eres mi marca personal de heroína. Hecha a la medida de mis necesidades. – La desesperación le provocaba pequeñas arrugas en la frente. Mi corazón aleteaba con la velocidad de un colibrí y me dolían los dedos de la fuerza con la que estaba aferrada a su espalda.
-Mi debilidad. –
-¡Oh, Dios…! Edward… – La vehemencia en él, el amor en mí…
-Dime que es lo que estás sintiendo. Necesito saberlo. – Tragué en seco y forcé a mi pobre cerebro a que articulase una frase coherente, que resumiese el inmenso mundo de sensaciones y sentimientos que me ahogaban y me consumían.
-Amor… Deseo… Anticipación… Necesidad de ti… –
-¡Oh! Isabella... – Cerró un brazo alrededor de mi cintura y me besó de forma pasional y desesperada, mientras pellizcaba de forma sugerente un pezón entre sus dedos, acunando mi pecho. Lenguas… Labios… Jadeos sofocados… Vértigo… Esa intensidad que le daba a todo lo referente a él causaba estragos en mi cuerpo y en mi espíritu, en mi alma y mi voluntad… En mi cordura…
-Te tomaría aquí, ahora, fuerte, profundo, rápido… – Emití un débil gemido mientras que la humedad de mi sexo comenzaba a mojar la parte interna de mis muslos. – Pero tus jadeos y esos enloquecedores gemidos que produces, llamarían demasiado la atención. – Lo miré con una muda súplica en los ojos. Lo necesitaba con locura.
-Vamos a tener que trabajar el sexo silencioso, Señorita Swan. – ¡Lo que quieras! Pero date prisa en solucionar lo que has provocado entre mis piernas. – Mientras tanto… podría amordazarte. – Mi vientre vibró y se contrajo dolorosamente como reacción a sus palabras.
-Sí… por favor… – Ni siquiera tuve que pensarlo. Lo deseaba desesperadamente.
-¿Eso quieres? – Insistió asegurándose de que era firme mi petición.
-¡Sí! –
-¿Aquí y ahora? – Sólo pude asentir con la cabeza, incapaz de encontrar mi propia voz, tragué y me esforcé en conseguir lo que tanto deseaba.
-Donde quieras… Como quieras… Soy tuya. – Sus ojos relampaguearon y todo lo que pasó a continuación fue muy rápido e intenso. Edward se separó de mí y de tres zancadas echó el seguro de la puerta del reservado. Volvió a tomarme en sus brazos para besarme como sólo él sabía besar y su mano serpenteó con una endiablada agilidad por mis muslos, subiendo la falda del vestido hasta que alcanzó la fina tira del empapado tanga, cerró sus dedos sobre él y la arrancó de un movimiento lento y medido. Provocó un crujido de encajes y luego un jadeo tembloroso que dejé en su boca.

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11 comentarios:

  1. Perra!!! creo k el Puto Amo va a matar a alguien....ahora encima de la amenaza tb la entrometida esta intenta atacarlos???...
    ¿Cómo va a reaccionar Bella? no creo q se derrumbe creo q optará por sacar esa Bella peleona y contará con el apoyo de Edward en su versión más dura...
    Hablando de Edward y sus versiones...cada vez me gusta más, cada vez se entienden mejor,hablan más y más claro. Siento q son completamente honestos cuando hablan d sus sentimientos y al menos ya no lo esconden tanto...
    La preocupación d él por su pasado y pq no le afecte a ella..la escena de la ducha m pareció extremadamente tierna,no sé la necesidad de él de asegurarse q todo marchaba bien después d contarle semejante atrocidad.
    M gustó la cita..y la música y que m mencionaras por esa estupenda canción...es perfecta, Gracias d verdad.
    Saludos desde una Canarias lluviosa...ha sido muy bueno esther..espero los siguientes con ansias...y como siempre Gracias por escribir

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  2. LOS CAPITULOS VAN A MEJOR ERES INCREIBLE FELICIDADES Y MUCHAS GRACIAS POR ESCRIBIR BST

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  3. Ya sabes, Hermoso capitulo esther.
    Muy lindos zapatos, no uso nunca aunque me encantan!! definitivamente unos Louboutin estan entre las cosas que me gustaria me regalen.
    El hecho que Edward guarde las prendas mojadas con el placer de bella es exitante, me gusta!!
    Nos estamos leyendo. Besotes!!

    PD: me enamore de los zapatos :S quiero un par...

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  4. como siempre el capitulo genial!
    ahora le das un vuelco a la historia que de seguro sera muy interesante, creo que ellos como pareja ya estan fortalecidos, ahora es solo tienen que luchas por estar juntos me gusta mucho, el personaje de tanya como te darás cuenta lo detesto pero es un buen elemento para que la historia se ponga interesante.
    besos.
    pd: me gustaron los zapatos quiero uno!!!!

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  5. Este capi fue dinamita pura... QUIERO IR A UN PRIVADO ASI, ya hablando enserio esa imagen del privado es realmente genial esos sillones son tan geniales pero regresando con las imágenes de un poco mas de arriba, las zapatillas de Bella me han encantado en verdad que cuando leí trate de intentar imaginarlas pero no pude ahora si que me cuadra mas esa parte de los zapatos son tan geniales se ven muy bien y el vestido bueno el negro me gusta y con ese modelo es aun mejor, en verdad te has lucido.
    Oh por cierto el PUTO AMO cada día me encanta más y más... definitivamente hombres como ese solo uno.

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  6. Wow... me encantaron los zapatos!!! Igual a como m los había imaginado.
    Besos cielo, y me encanta tu Blog XDD

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  7. ¿Esther? ¿ese es tu nombre? me alegra saberlo. Solo quiero decirte que como a todas el capi me encantó. He leído sobre este tema un montón de fics y solo puedo decirte (otra vez) que me encanta como escribes y describes las actitudes, los sentimientos todo lo referente a los personajes. ¿Te has planteado hacerlo profesionalmente? es una lástima que vivamos en un país que es practicamente imposible dedicarse a esto por que es vergonzoso como las editoriales se hacen ricas a costa de los escritores.
    Ansío la continuación.
    Besos.

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  8. Encontré esta historia por casualidad y me la he leído casi de tirón ,hacia tiempo que una historia no me enganchaba tanto ,este hombre me tiene loca ,he pasado de la fase a mi un hombre no me trata así a desear ser yo la sumisa,y la verdad que de sumisa tengo poco. Pero si tal y como están las cosas todo se basa en la confianza ,otra vez bella a metido la pata "no pasa nada de lo que debas preocuparte " va al ordenador a enterarse ,puede que edward se lo tendría que haber contado pero entiendo sus razones para no hacerlo "protegerla"y con su actitud vuelve a demostrar que no confía en el .
    Bueno así es como yo lo veo ,animo y a seguir escribiendo, he leído por ahí que tienes a tu niño malito espero que todo vaya bien y allá sido solo un susto saludos

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  9. Ya dije todo con respecto a este capítulo, pero acá puedo decir que admiro tu gusto exquisito por la ropa y como la relatas, son tal como imaginaba cada prenda

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  10. wow es increible no solo el cap si no la historia en general la encontre de casualidad ya sabes saltando caps para saber de que trataba y me enamore te juro empeze con el primero y me fui al 20 y estaba llorando es cuando bella deja a edward no sabia en si de que trataba pero me conmovio de verdad tienes talento y mucho gracias por escribir para nosotras esres genial y tienes un exquisito gusto para la ropa besitos desde mexico yuri lunes 21 feb 11:56 (puedes ver que lo que son para ti unas horas para nosotras en mexico es un dia para leerte jaja)aqui actualizas martes alas 3

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  11. solo decir una cosa,... ADORO ESOS ZAPATOS quiero unos iguales para mí!

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