"Yo no soy un caballero con brillante armadura. Si alguien como yo tuviese cabida dentro del romanticismo, sería más bien el caballero oscuro, el antihéroe que va a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y entrega que puedas proporcionarme. Querré encerrarte en mi guarida sólo para mí y una vez dentro, te enseñaré a satisfacer todos mis deseos, todas mis perversiones... Y espero que me lo agradezcas como es debido, con una sonrisa dulce y siendo complaciente."


Edward Cullen. Rendición.

martes, 12 de octubre de 2010

Cap. 22 El encantador de serpientes.

Las aletas de su nariz se dilataron, como un depredador que huele la sangre de su presa, y sus ojos se volvieron como el acero. Eso no era una buena señal. Los cerró y se pellizcó el puente de la nariz con dos dedos inspirando profundamente. ¡Oh joder! Trataba de calmarse, eso era malo, nunca antes había visto a Edward con necesidad de calmarse. Se levantó bruscamente, empujando el taburete hacia atrás con su impulso, tumbándolo en el suelo y produciendo un sonido intimidador. Di un respingo. Comenzó a pasear nervioso por toda la habitación, como una fiera enjaulada. Se pasó una mano por el  pelo. Exasperado. Dos manos a la vez. Doblemente exasperado. Jooooder.

-¡¿BAILAR?! – De dos zancadas llegó hasta donde yo estaba. Una vena palpitaba en su sien derecha. – ¡¿Pensabas volver a bailar?! – Me sujetó por los hombros y me puso en el suelo. El filo peligroso de su voz era algo real y palpable.
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-Papá… este es… es… –

-Soy Edward Cullen, Sr. Swan, el novio de Isabella, encantado de conocerlo por fin. – Abrí los ojos como platos y mi mandíbula cayó al suelo, mientras Edward le tendía la mano a mi padre.

-Encantado Sr. Cullen. – Mi padre le estrechó la mano. – ¿Así que el novio de Bella? – Me lanzó una mirada cargada de significado, yo en ningún momento le había dicho que tenía novio. ¡Cómo coño iba yo a saber que Edward era mi novio! O acaso no lo era, y solo lo había dicho por que era la explicación más fácil para lo nuestro ante mi padre. Sí, debía ser eso.
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A la mañana siguiente, vi por la ventana de mi cuarto que Edward aparcó el Volvo en la puerta de la casa de mi padre a las ocho en punto. Alguien parecía ansioso por llevarme de vuelta. Me despedí de Sue, mi padre se había ido de pesca temprano, y la despedida de la noche anterior ya fue suficiente para los dos. Edward cargó el bolso de viaje en el maletero, no pude evitar echarle un vistazo de reojo, él sonrió de forma canalla, y sin más nos pusimos en marcha.

-Isabella, no quiero que vuelvas a hacer lo que hiciste ayer con el coche. –

-Edward, fue solo una broma, nada grave. –

-No vuelvas a hacerlo, mis padres murieron en un accidente de tráfico cuando yo tenía siete años. –


2 comentarios:

  1. hola pasando por el blou para dejarte mi opinion que te puedo decir simplemete no hay un capi de esta historia que no me guste todos si execiones son exelente y diferente dando a la historia un matis diferente a las demas historia y las fotos estupenda dandole un mas realida a la historia me canta gracias por el adelonto y tu timpo para escrivir otro capi forfi se buena con tu lectores si tienes tiempo cuidate saludos

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  2. Hola, encontré tu blog por Erica Castelo! Empezaré a leer tu historia por FF! Tendré que ponerme al corriente con los capítulos! Besos!

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