"Yo no soy un caballero con brillante armadura. Si alguien como yo tuviese cabida dentro del romanticismo, sería más bien el caballero oscuro, el antihéroe que va a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y entrega que puedas proporcionarme. Querré encerrarte en mi guarida sólo para mí y una vez dentro, te enseñaré a satisfacer todos mis deseos, todas mis perversiones... Y espero que me lo agradezcas como es debido, con una sonrisa dulce y siendo complaciente."


Edward Cullen. Rendición.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cap. 25 Posesión.

-Gracias Edward. –

-¿Por qué me das las gracias, Isabella? – Frunció ligeramente el ceño, desconcertado.

-Por haber ido a por mí a ese infierno verde que es Forks, de repente todo tenía el color de tus ojos y yo te había perdido... Por hacerme sentir de la forma que lo haces, por confiar en mí y contarme tu pasado, por querer estar conmigo, por abrazarme... Muchas gracias Edward. –

-¡Oh, nena! No, no. Gracias a ti por aceptarme oscuro y frío como soy. Por ofrecerme tu entrega, confianza y obediencia, eres lo que siempre quise que fueses… y más. – Susurró esas palabras con devoción, con su aliento en mis labios y sus ojos llenos de gratitud. Lo amaba hasta resultar doloroso y celestial a la vez.

-No eres ni oscuro, ni frío. Sólo tienes un pasado duro y solitario, pero tu alma... Te admiro y te respeto porque eres un luchador. – La cara de Edward se contrajo imperceptiblemente, en una mueca de dolor por una fracción de segundo.

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-Esto forma parte del “más “ que yo quiero. – Abrió el estuche y una preciosa pulsera brillaba dentro. Plana y rígida de oro blanco, tenía lo que parecían cabezas de tornillos y diamantes alternados alrededor.

-Antes de que preguntes, la trajo Call ayer, por orden mía. – Sacó la pulsera del estuche y me cogió de la mano. Yo estaba temblando.

-Esta pulsera es un clásico de la firma. La colección a la que pertenece se llama Love. – La cerró sobre mi muñeca derecha, sacó un diminuto destornillador que venía en el estuche, también de oro blanco, y la aseguró. ¡Acababa de atornillarme una pulsera a la muñeca! Mi conciencia tiró al suelo su revista y cruzó los brazos sobre el pecho enfadada. Julieta hacía brillar su pulsera al sol de la mañana. “Se llama Love” dijo mirándome.


4 comentarios:

  1. La pulsera es preciosa! Me voy a pedir una para Reyes!

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  2. y aunque ya te deje coment en ff moria por hacerlo aqui tambien x3
    me encanta que ahora vivan juntos es es tan genial omg que casi no puedo creerlo

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  3. hola, descubrí tu historia hace relativamente poco tiempo, y ahora me encuentro entrando diariamente a tu blog para ver si has actualizado. Soy de Canarias y tu historia m produce extrañas sensaciones: me gusta, m atrapa, pero a veces kiero dejar d leerla(kosa k obviamente no he conseguido) releeo muchas situaciones pq me enganchan pero en otras ocasiones kiero borrarte de mi favoritos. En definitiva me tienes enganchada jejeje, no sé cm va esto y cuando actualizas, pero aki m tienes para seguirte

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