"Yo no soy un caballero con brillante armadura. Si alguien como yo tuviese cabida dentro del romanticismo, sería más bien el caballero oscuro, el antihéroe que va a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y entrega que puedas proporcionarme. Querré encerrarte en mi guarida sólo para mí y una vez dentro, te enseñaré a satisfacer todos mis deseos, todas mis perversiones... Y espero que me lo agradezcas como es debido, con una sonrisa dulce y siendo complaciente."


Edward Cullen. Rendición.

martes, 14 de diciembre de 2010

Cap. 31. Macarons, Cupcakes y Mala leche.

-Edward, no es justo lo que estás tratando de hacer. – Me lanzó una mirada de esas que fulminan como un rayo. Permanecía impasible, con la chaqueta cerrada impecablemente, y las manos en los bolsillos de los pantalones. Frío, distante y glorioso, desde la posición en la que alguien acostumbrado a ganar batallas, se siente más cómodo y confiado.

-Isabella, nunca te dije que fuese justo contigo. Al contrario, te dije que no jugaba limpio, te expliqué claramente mis condiciones y me aceptaste. Te di muchas posibilidades para abandonarme, y tanto tú como yo, sabemos que motivos no te han faltado para hacerlo. No recuerdo que en ningún momento te prometiese cambiar, consultarte mis decisiones, o dejar a tu criterio el obedecerme o no. Y no soy un hombre que disfrute especialmente repitiendo las cosas. – Me quedé anonadada ante su discurso. Absolutamente todo lo que había dicho era rigurosamente cierto. Pero… ¡No podía creer lo que estaba haciendo! Sucio manipulador. Puse mi mejor cara de genuino asombro ante sus palabras.

-Has abierto mi cartera, y me has quitado mis tarjetas, para sustituirla por esa… otra. – Hice un gesto vago e impreciso en el aire con la mano, señalando hacia mi bolso. No encontré en ese momento una palabra adecuada para calificar la infame tarjeta.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-


Resoplé frustrada, y comencé a vestirme de nuevo, procurando no mirarlo. ¿Cómo podía hacerme esto? Sabía que estaba excitado, para él no debía de estar siendo tampoco fácil. Me puse el sujetador rosa pálido que él había elegido, unas medias con auto-sujeción transparentes, y con varias líneas marrón chocolate en la parte de arriba. Coloqué bien la cadena para colarme la falda, me puse el jersey, y salté dentro de los zapatos. Fui al baño para cepillarme el pelo, retocar el maquillaje, y salí lista para recoger rápidamente mi ropa y los zapatos que me había quitado, controlando a duras penas unas ganas terribles de abofetear a alguien. Concretamente a Edward.

Cambié el bolso por una cartera de mano más pequeña y apropiada, recogí una nueva cazadora de suave piel vuelta en tono beige, que Edward había sacado para mí mientras estaba en el baño. Crucé las manos sobre el regazo mientras fulminaba a Edward con la mirada, indicándole así, que ya estaba lista para ese rollo del té. Él se limitó a soltar una pequeña risa, me abrazó y dejó dos suaves besos sobre mis labios. Me sorprendí ávida por ese contacto con sus labios, pero disimulé lo mejor que pude. Necesitaba mi liberación. Era un buen castigo. Muy efectivo. ¡Maldito Cullen! ¡Ya encontraría una forma de vengarme! ¡Sobretodo, con el tema de la tarjeta!
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-


Las dos nos hicimos con un buen surtido de Macarons de distintos sabores, un par de Cupcakes, y volvimos a llenar nuestras tazas de té. Cuando salimos por la puerta que daba a la terraza, llevábamos un plato con dulces en una mano, en la otra el plato con la taza de té, la servilleta sujeta con los dientes, y nuestros abrigos bajo el brazo. Íbamos muertas de risa, haciendo equilibrios sobre los tacones para no caer nada al suelo, y con una actitud altamente sospechosa. Me sentía como una niña pequeña haciendo una travesura. ¡Era fantástico! Ninguna de las dos prestó la más mínima atención a alguna que otra mirada reprobatoria que nos dedicaron las damas más mayores. Esme sonrió divertida cuando me vio, y eso para mí ya era más que suficiente, el resto me daba igual.

Dejamos nuestras provisiones sobre la ancha barandilla de piedra que rodeaba la terraza, y nos dimos prisa en ponernos los abrigos. ¡Por Dios, qué frío! ¡Y yo sin bragas! Esperaba de todo corazón no resfriarme por ahí… ¿Era eso posible? Cerré hasta arriba la cazadora, y froté mis manos para calentarlas, mientras que daba saltitos.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-


Seguimos curioseando entre los diferentes puestos, y me gustaron dos cosas. Un reloj de bolsillo para Edward, de finales del siglo XIX, y un sombrero vintage de Gyvenchy, sin estrenar, que aún conservaba la etiqueta original, para mí.

Compré el reloj. Llevaba el dinero justo para poder pagarlo, incluso tuve la enorme satisfacción, de poner setenta y cinco dólares de mi propio bolsillo. Me sentí bien, estaba gastando el dinero que Edward quería que gastase, en algo para él, y de camino, contribuía a una buena causa.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
-Todavía no he terminado contigo, Isabella. – Lo dijo desde detrás, con los labios rozando mi oreja, y sus brazos cerrados con fuerza en torno a mi cuerpo. – ¿Ves esas tiras de cuero que cuelgan del techo? – Orientó mi cara hacia lo que indicaba. En ese momento me fijé en unas tiras que colgaban desde uno de los ganchos del techo. – Eso, nena, es un Columpio Erótico, y voy a terminar de follarte en él. –

Me cargó en brazos, estilo novia, y nos acercamos a la zona del Cuarto de Juegos donde colgaba el columpio. Me dejó despacio en el suelo, con cuidado de que no me cayese desde los tacones que todavía llevaba. Yo miraba con suspicacia las tiras de cuero, no entendía muy bien en qué consistía exactamente, pero estaba entregada, y seguí a Edward en cada una de sus indicaciones.


5 comentarios:

  1. Oh por dios, y eso k soy agnóstica, mmmm definitivamente t pasaste hoy, joder, no puedo dejar d maldecir no sé si m entiendes¿? ja,definitivamente el más caliente, kreo k estaba igual de frustrada k Bella cd el señor la castigó antes de ir al club de campo. Joder k desesperación esperando el momento y coño K MOMENTO!!! kiero, k digo kiero NECESITO un puto columpio YA demás...cm regalo d navidad, haré una cartita para los reyes...
    M encanta cm describes el proceso mental de Bella, m encanta cm ve todo desde distintos puntos de vista y cm llega a una conclusión, acertada en mi opinión la mayoría de la veces.
    Definitivamente pekeña tienes un cerebro privilegiado enserio.
    Espero no haber utilizado demasiados takos..baggg m da= necesitaba soltarlos jajajajja
    Saludo cn 1000ªC de más desde Canaria

    ResponderEliminar
  2. Ya te deje mi comentario en fanfic pero deberia agregar que necesito esos dulces para aplacar el deceo de usar ese columpio con el puto amo.
    Genia!!!
    cyndi-cullen

    ResponderEliminar
  3. La imagen de Edward creo que esta de mas decir que me ha derretido omg!!! pero cuando llegue a la foto de los dulces fue que se me hizo agua la boca yo quiero uno de esos dulces T.T el reloj que le compro a Edward es hermoso *0* ya quisiera yo uno asi el sombrero no me lo imaginaba de esa forma y ya viendolo ahora me encanta mas como se veria en Bella

    ResponderEliminar
  4. Ya he leido el capi tres veces y todavía no soy capaz de comentar en FF,... tengo tanto que decir! He adorado este capi! Quiero un Eddie asi para mi! Dios como alegras mi vida con tu historia.

    ResponderEliminar
  5. HOLA JAJJJAJAAJAJ SI ESOS SON LOS CASGOS DE EDWARD HAY MEJOR ME CAYO YO AMO ESTA HISTORIA....NO ME DESPIDO Y NOS SEGUIMOS LEYENDO

    ResponderEliminar