"Yo no soy un caballero con brillante armadura. Si alguien como yo tuviese cabida dentro del romanticismo, sería más bien el caballero oscuro, el antihéroe que va a someterte, a exigir de ti hasta el último ápice de placer y entrega que puedas proporcionarme. Querré encerrarte en mi guarida sólo para mí y una vez dentro, te enseñaré a satisfacer todos mis deseos, todas mis perversiones... Y espero que me lo agradezcas como es debido, con una sonrisa dulce y siendo complaciente."


Edward Cullen. Rendición.

viernes, 6 de julio de 2012

Cap. 59 Amor omnia vincit 1ª parte.

-¡Oh, Dios…! – Mi primera reacción fue taparme la boca con las manos, y mirarlo con los ojos llenos de lágrimas, que juraba por todo lo que es importante, que no sabía de dónde habían salido. Sentía que el corazón me estallaba dentro del pecho y todo mi cuerpo temblaba de… de emoción, ¡maldita sea! ¿Cómo era eso posible? Si yo… si yo… nunca…


-Yo... – Tragué las lágrimas que ahogaban mi voz y lo intenté de nuevo retirando las manos de mis labios para ponerlas sobre su pecho. – Yo ni siquiera había pensado en casarme… sí en estar a tu lado, en vivir juntos… Oh, Dios... – Mi voz apenas fue un susurro quebradizo lleno de asombro que entristeció por un instante la luz de sus ojos. Acaricié con dedos temblorosos los pliegues de su… de mi camisa. Podía percibir el fuerte latido de su corazón bajo mis dedos.

-Pero… ¿Una boda? – Desvié mi mirada hacia esa asombrosa piedra tallada, dura, compleja y brillante como él, que todavía sostenía en su mano, y eso provocó que una pequeña sonrisa le curvase apenas las comisuras de sus labios. Era… ¡joder! era grande. Un diamante perfecto, o al menos a mí me lo parecía, tenía una talla cuadrada parecida a la de las esmeraldas, que desprendía una multitud de destellos irisados, estaba engastado en una delicada y sobria montura de oro blanco… o platino… No lo sabía, no conocía nada sobre los detalles de ese anillo, pero era perfecto. Sentí el escozor en mi nariz anunciando nuevas lágrimas y me la froté para tratar de controlarlas. Alcé los ojos de nuevo para encontrarme con los suyos, sin saber cómo debería sentirme en ese momento.

-Una boda, ya sabes, intercambio de anillos, promesas, una vida juntos... – El suave tono de su voz me resultó especialmente seductor, unido al significado de sus palabras. ¿Qué me estaba haciendo este hombre? A mí ni siquiera se me había pasado por la cabeza la idea de casarnos… Y de repente, me parecía el paso más natural, la consecuencia lógica a nuestra relación. Pero… ¿De qué estábamos hablando? ¿El amor nos había vuelto locos? ¿Acaso podíamos casarnos?

-¿Te refieres a una boda secreta? – Cuando mi cerebro consiguió volver a ponerse en funcionamiento y logré formular la pregunta, Edward sonrió de forma indulgente y dejó despacio sobre la mesa, el estuche con el anillo. Mis ojos siguieron los elegantes movimientos de su mano, mientras me esforzaba en no olvidar que debía obtener algunas respuestas, antes de dejarme deslumbrar por todo lo que estaba sucediendo.

-No creo haber pronunciado la palabra “secreta” en ningún momento. – Esa respuesta captó toda mi atención inmediatamente y una nueva angustia contrajo mi pecho.

-Entonces no lo entiendo, si no es secreta, todo el mundo lo sabrá, incluido Aro. – Me sentía confusa, y al tono sorprendido de mi voz, se sumó un vibrante matiz de genuino y perfectamente comprensible miedo, que se estrelló contra una sonrisa suave en su cara.

-Esa es la idea. Te estoy pidiendo que seas mi esposa ante todo el mundo. – Sus ojos brillaban casi transparentes con las primeras luces del amanecer. Estaba confiado, seguro de su decisión. No parecía algo fruto de la improvisación, ni desesperado. Nada en él lo era.

Con suavidad colocó un mechón de pelo detrás de mi oreja, en un gesto lleno de cariño y confianza, que consiguió calmarme lo suficiente, como para poner mis ideas en orden.

-Yo pensé que permaneceríamos separados, que nos veríamos de vez en cuando… y ya está. Quizás cerca de Seattle, o en otro lugar donde pudieses ir a verme discretamente, hasta que todo esto pasase. – Permanecimos en silencio durante unos segundos, perdidos en los ojos del otro, mirando directamente a nuestras almas, hasta que los suyos brillaron con una renovada determinación.

-¿Crees que podrías soportar vivir así? Porque yo tengo la certeza de que me volvería loco imaginando multitud de escenarios en los que Aro lograba localizarte, solamente por el placer de comprobar si realmente eres una más, o por el contrario, la mujer de mi vida. – Me sujetó la cara entre sus manos con suavidad mezclada con firmeza.

-Pero si nos casamos, tendrá la certeza de que soy la mujer de tu vida. – De nuevo esa sonrisa dulce y confiada se dibujó suavemente en sus labios. Yo cada vez me sentía más frustrada.

-Así es. Por eso pretendo hacer pública nuestra boda, si es que me aceptas. – No podía dejarme aturdir por esa seductora sonrisa. Tenía que saber exactamente qué era lo que rondaba en su cabeza. ¡A fin de cuentas, estábamos hablando de una boda! Lentamente retiré mi cara de entre sus manos y me levanté de la mesa para dar cortos paseos en una y otra dirección con mis zapatos nuevos, pasándome nerviosa las manos por el pelo, y tirando del bajo de su camiseta. Tenía que poner algo de distancia entre nosotros que me permitiese pensar. Necesitaba pensar… Pero por más que lo intentaba, seguía sin verle la lógica a su propuesta.

-Te prometo que no te entiendo, vas a tener que explicármelo despacio.


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-¿Qué pasaría si te respondo que no? ¿Que no quiero casarme… todavía? – Pronuncié las palabras temerosa, como quien se acerca a un abismo y al hacerlo, ve caer algunas piedras bajo sus pies, mirando directamente a sus ojos. Su primera reacción fue suspirar quedamente, después se acercó de nuevo, con las manos en los bolsillos, acortando los dos pasos que nos separaban, para dejarlo en uno escaso. Mantenía una distancia respetuosa, que cada vez era menor, la expresión indescifrable, neutra, y eso siempre me intimidaba, no sabía que podía esperar.

-En ese caso mi presuntuosa condición quedaría en nada y no me dejarías más alternativa que llevarte de regreso a casa, para seguir tal y como estábamos antes de que todo esto sucediese, extremando la seguridad, por supuesto, e insistiría en mi proposición hasta hacerme merecedor de un sí. – Solté temblorosa todo el aire que estaba conteniendo, y sonreí aliviada. Adoraba a ese hombre con toda mi alma. – A menos que tú quieras otra cosa, entonces me sentiría perdido, no entendería nada en absoluto, y seguramente tendría que luchar contra mi natural tendencia de resolver el asunto según mi estilo. – Su seria mirada de advertencia me supo entre burlona y real, porque la firmeza de sus ojos, se contradecía con la suave sonrisa y la inclinación seductora de su cabeza, además, el reciente recuerdo en mi trasero de “su estilo”, provocó un estremecimiento en mi vientre. Sonreí abiertamente, sintiéndome segura y confiada, pero enseguida mi alegría se desvaneció. Aún tenía algo importante que decirle, y no sabía bien cómo hacerlo sin darle detalles que lo alertasen. Decidí callarlo y lo mantendría mientras pudiese, por nada en el mundo querría añadir un nuevo motivo de dolor y venganza a los que ya existían.

-Antes de responderte me gustaría contarte una decisión que he tomado. – Me traicionó mi voz, que salió apenas en un susurro, no sabía cómo se lo tomaría, pero confiaba en conocerlo lo suficiente, como para suponer que no sería un drama por su parte, si es que conseguía enmascarar el verdadero sentido de mi decisión…

-Te escucho con toda atención. – Edward me miraba serio, con la preocupación por lo que pudiese decir reflejada en su mirada. Asentí y me concentré en escoger cuidadosamente las palabras, para evitar tener un desliz.

-Hablas de boda y de compartir una vida… Eso es formar una familia, pero yo… Yo no quiero tener hijos. Al menos no todavía, no con ese carroñero de Aro pendiente de cada movimiento que hagamos. No quiero... – Tenía que callar. Mis palabras se atropellaban al mismo tiempo que mi voz se rompía a medida que hablaba, y un fogonazo extraño en los ojos de Edward me hizo temer que sospechaba algo. Me sudaban las palmas de las manos, pero si las enjugaba, me delataría a mí misma.

-¿Te gustaría que hablásemos de algo en particular? – De repente me sentí acorralada, si seguía hablando, él lo sabría. En ese momento el amor nos miraba de cerca, junto a la prudencia, se sentaba el miedo. Tragué el nudo en mi garganta, alcé la cara, e improvisé una tímida sonrisa que más que mentir, era una trinchera que nos protegería, mientras llevaba las manos a la cintura para secarlas discretamente en la camiseta.

-No. Solamente quería que supieses… Que supieses mi decisión. Además soy muy joven todavía. 


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-¿Vas a darme una respuesta ahora, o vas a continuar torturándome un poco más? – No podía resistirme más. Sencillamente era irresistible, un seductor que me conocía bien, y me amaba. Hacía que me sintiese completa, feliz, el dolor quedaba atrás, el presente lo estábamos viviendo con cada respiración y el futuro es lo que importaba. Y yo estaba decidida a que mereciese la pena cada segundo.

-¿Tortura? Oh, vamos, Edward… esto entra más bien dentro del suspense, ¿dónde ha quedado todo ese discurso de aumentar la anticipación? – Adoraba coquetear con él. Esa era una de mis pequeñas venganzas cotidianas contra la sordidez y el dolor que sin previo aviso nos atacaban con zarpazos demoledores.

-Eres una criatura definitivamente cruel. – Sus palabras susurradas enviaban deliciosos escalofríos por mi espalda.

-Puede ser, pero estoy bastante segura de que un hombre como tú, sabe hacer las cosas mejor. – Me giré levemente fingiendo ver amanecer por la ventana, pero en realidad lo que estaba haciendo era enseñarle la curva de mis nalgas que no cubría la camiseta. Sonreí cuando escuché su gruñido frustrado, sabía que no tardaría en volver a sacar su parte más dominante, sabía que me estaba permitiendo este juego porque quería una respuesta y sabía que trataba de controlar su naturaleza, aceptando el desafío. Era un hombre muy inteligente y me conocía muy bien. Y en el fondo, él también disfrutaba con estos juegos provocativos entre los dos, porque sencillamente sabía que siempre terminaba ganando.

-¿Mejor? ¿Quieres una proposición en un gacebo con rosales trepadores en flor? ¿A la luz de la luna en una playa? ¿Música de violines de fondo? Porque te aseguro que soy capaz de sacarte con este frío y buscar un maldito gacebo. – Me giré de nuevo para verlo acercarse como el depredador que era, aparentemente en calma, con las manos en los bolsillos… Hasta que me sujetó por la muñeca en un movimiento realmente veloz y me atrapó de nuevo entre sus brazos. Ahogué un pequeño grito que lo hizo desplegar una sonrisa despiadada.

-Oh, no, nada de eso. Olvídate del gacebo, no es necesario. – Yo también sonreía sin poder evitarlo, me encantaban estas situaciones entre los dos.

-Está bien, creo que ya sé lo que quieres. Y voy a dártelo, así que sé buena y pórtate bien. – Abrí los ojos asombrada cuando me liberó de la maravillosa prisión de sus brazos, cogió el anillo de la mesa y se arrodilló delante de mí con él en una mano, mientras me tomaba la mía con la otra. Sentía que me estallaba el corazón dentro del pecho y me ardían los ojos llenos de lágrimas de emoción. 



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Nos alejábamos del centro de la cuidad, hacia una exclusiva zona junto al lago, que apenas había visitado en una ocasión. El coche se detuvo brevemente ante una imponente verja de hierro con un intrincado diseño, antes de que se abriesen. Mi corazón comenzó a latir más fuerte mientras avanzábamos por un estrecho camino de adoquines, del que había sido retirada la nieve recientemente, estaba bordeado por las formas vegetales bien definidas de lo que parecía un jardín de estilo italiano, cubierto por el manto de nieve que le daba una suavidad blanca, haciendo que resplandeciese bajo los rayos del sol de invierno. Avanzamos serpenteando y pude ver algunas esculturas clásicas parcialmente cubiertas de nieve, diseminadas por el jardín entre los setos recortados y los altos árboles, hasta que el coche se detuvo ante la entrada principal, donde unas escaleras daban acceso a la terraza elevada que precedía a una imponente edificación. Al otro lado estaba el lago y junto a él, una piscina que parecía fundirse con su agua. La casa tenía el estilo de una villa de recreo italiana, incluso contaba con una torre mirador, dos estatuas de fieros leones flanqueaban el pórtico que protegía la entrada principal, y las ramas nevadas de frondosas plantas trepadoras cubrían parte de la fachada, cuidadosamente recortadas en torno a las ventanas y el balcón central.

-¡Oh, Dios…! ¿Qué es esto? – Observaba el despliegue de lujo y elegancia ante mis ojos, fascinada desde detrás de los cristales del coche, ante la evidente satisfacción de Edward, que no perdía ni un detalle de mis expresiones.  

-¿Te gusta? – Me cerró bien el abrigo antes de salir, y tomarme de la mano para ayudarme, como el caballero que siempre era, cuando no estábamos hablando de sexo.

-Es maravilloso… – Me dejé guiar por él hasta las escaleras, pero me detuve antes de subir para admirar la fachada, el jardín y la asombrosa vista del lago. Edward esperaba a que reaccionase con su gorro, las solapas del abrigo subidas, una sonrisa enigmática curvándole los labios, y nuestras manos desnudas entrelazadas. No llevábamos guantes, y a pesar de eso, no tenía frío.

-Viviremos aquí hasta que se celebre el enlace. Hay una capilla por si quieres una boda religiosa, o podemos elegir cualquier otro lugar de la propiedad si prefieres una ceremonia civil. – Mi primera reacción fue acercarme a él y buscar refugio en sus brazos, mientras mi corazón estallaba de felicidad dentro de los confines de mi pecho, y en mi cabeza se agolpaban las inquietudes.

-¿Es un lugar seguro para nosotros? ¿Podremos estar tranquilos aquí dentro? – Edward giró nuestros cuerpos para que pudiese ver los puntos que comenzó a señalar con su mano.

-Es una pequeña fortaleza: muros altos, cámaras de seguridad, acceso restringido al embarcadero privado y una estrecha entrada por tierra fácilmente controlable. El dueño es casi tan paranoico como yo. Casi… Ven, hace frío, entremos. – Me sentí mucho más tranquila, sin duda, mi hombre no había perdido el tiempo. Subimos las escaleras abrazados y atravesamos la enorme puerta de acceso a la casa. Me sentía impresionada por el tamaño y elegancia de todo lo que había visto hasta ese momento.

-¿Lo has alquilado? – Mi voz resonó con el eco propio de los grandes lugares casi vacíos.

-Es de un amigo que cuenta con mi total confianza. – Edward sonreía de forma enigmática mientras daba nuestros abrigos a uno de sus hombres, pero al encontrarse nuestros ojos, algún pensamiento cruzó por su mente, que los entristeció. Entonces, alargó el brazo y me acarició la línea de la mandíbula.

-Isabella… Soy consciente que las circunstancias no son las ideales, y que con toda seguridad hubieses preferido una boda más… convencional. – Sonreí aliviada por el curso de sus pensamientos, y besé la mano con la que me acariciaba.

-No, no digas eso. Nada en nuestra relación es convencional, y la boda no podía ser de otra manera. Boda… todavía no me creo que vayamos a casarnos…

-Lamento que sea de esta forma, pero te prometo que tendrás la mejor boda que esté a mi alcance. No me gustaría privarte de nada que sea importante para ti. – ¿Importante para mí? No había nada que fuese más importante para mí, que nosotros.

-¿Quieres que te confiese algo? Nunca me lo había llegado a plantear, pero ahora que lo pienso, me horrorizaría contraer matrimonio, algo que debería ser tan íntimo para una pareja, delante de una multitud de hombres de negocios y sus estiradas mujeres, gente a la que no conozco, y quienes no sienten por mí más simpatía que la que despierta convertirme en tu esposa. A las únicas personas que me gustaría tener en ese momento a mi lado, serían a nuestras familias y a las chicas, nadie más. Pero entiendo las circunstancias, así que creo que en realidad solamente te necesito a ti, y a un juez. Seguramente los Hoffman accedan a ser los testigos, si es que no tienes pensado a nadie.

Edward curvó ligeramente una de las comisuras. Y yo quise resoplar, naturalmente que tenía pensado a alguien…

-Alice y Whitlock asistirán.



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Sonriendo los dos y cogidos de la mano, nos adentramos en esa maravillosa casa, que sería el escenario de nuestra unión, para conocerla. Por primera vez me fijé en todo lo que nos rodeaba, y lo que vi, me dejó sin aliento.

La enorme puerta de entrada hacía juego con todo en esa casa que mantenía las gigantescas proporciones, las alturas de los techos, la escalera, el patio central con techo de cristal de colores... El suelo del recibidor era de mosaico compuesto por piezas minúsculas, que formaban barrocas cenefas vegetales, pero en las demás habitaciones era de diferentes maderas que formaban frisos y rosetones en distintos tonos. Las estancias se repartían en torno al patio central, abajo estaban los salones, un par de despachos, la cocina, el inmenso comedor formal, otro de diario algo más pequeño, y diversas salas que no parecían tener un propósito determinado. Todos los techos estaban adornados con molduras rectas y curvilíneas que formaban elegantes composiciones. Los muebles eran de estilo imperio, con tapicerías y cortinas de tejidos ricos y coloridos, y las paredes estaban estucadas en la parte que no cubría el friso de madera. Subimos por las enormes escaleras de mármol rojo y blanco, que tenían una barandilla de forja adornada con caprichosas formas vegetales, y recorrimos la galería que rodeaba el patio, entonces pude fijarme en los coloridos motivos Art Nouveau del techo acristalado. Estábamos en la zona más privada de la casa, la de los dormitorios. Todo estaba perfectamente limpio y preparado para empezar a vivir allí de inmediato, incluso la ropa de cama y las toallas. Como siempre, Edward había pensado en todo.











Estábamos en un salón casi vacío, donde el diseño del suelo era el absoluto protagonista, yo me sorprendí espiando por las ventanas la accesibilidad del embarcadero privado. El hecho de que mi hombre siempre pensase en todo, me hizo recordar que yo tampoco podía dejar de pensar en todo, y me animé a hacer la pregunta que tanto me inquietaba desde que entramos en esa casa:

-¿Crees que Aro intente algo? – Edward inclinó la cabeza, como dando a entender que esperaba alguna pregunta de ese tipo en cualquier momento.

-No debes preocuparte por eso. – Suspiré y lo miré suplicante.

-Eso que me pides es imposible. No puedo despreocuparme de ese tema. No con todo lo que ya sé.

-Está bien, voy a darte respuestas tal y como te prometí, pero después me gustaría mucho que te mantuvieses al margen de todo ese asunto, y te centrases en nuestra boda. – Asentí sin dudarlo, estaba bastante segura de que él mismo se encargaría de mantenerme al margen. – La mayor parte de mi equipo está volando en estos momentos hacia aquí, llegarán en unas horas. Nos organizaremos rápidamente y cuando Aro sepa que yo estoy aquí, porque con respecto a ti nada ha cambiado desde hace un par de días y no vas a salir de estos muros, por muy rápido que pretenda moverse en un terreno que no conoce, suponiendo que esos sean sus planes, nosotros ya estaremos felizmente casados y de regreso a nuestra casa en Seattle. Pueden tener multitud de sospechas, pero ninguna certeza. Eso nos dará el tiempo necesario. – No me pasó desapercibido el tono de franca advertencia en la parte en la que hablaba de mí.

-Cuéntame que sucedió aquella mañana… Por favor, tengo la terrible certeza de que Aro está directamente relacionado con tu decisión de enviarme lejos.  


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Colocar la ropa en la habitación que hacía de vestidor, me llevó más tiempo del que había previsto. Era mucha la que había, a pesar de que no abrí más que la mitad de las maletas. No necesitaría tanta para los pocos días que pasaríamos allí, pero como era imposible saber qué había guardado en cada una de ellas, abrí dos al azar, y guardé la ropa. Me fijé especialmente en una de las últimas prendas que saqué, se trataba de un vestido de coctel, en color crema, de gasa con diminutas aplicaciones en forma de hojas en cascada. Lo alcé ante mis ojos y sonreí. Si no encontraba a tiempo un vestido de novia que de verdad me gustase, ese, con los complementos adecuados, quizás un pequeño tocado con un ligero velo cubriéndome los ojos, y un bouquet discreto, cumpliría perfectamente con el cometido.

Tener ese vestido en el armario como Plan B, le quitaba una buena dosis de dramatismo al hecho de buscar contra reloj, un vestido para casarme con Edward.

Apenas acababa de terminar y me encontraba cruzada de brazos tratando de decidir cuál debería ser el siguiente paso, de los muchos que tenía por delante antes de la boda, cuando el teléfono sonó: un mensaje de Edward.

“Confío en que te encuentres de humor para escoger un vestido, porque están llegando. Te aconsejo que busques una habitación con espejos.”

¡Oh, Dios! Alertada por el sonido de motores en el exterior, me asomé a la ventana que daba a la parte delantera de la casa, para ver como dos furgonetas se detenían en la entrada. De ellas salieron varias mujeres que descargaron cuatro enormes percheros cubiertos por una funda blanca que protegía los voluminosos vestidos. Uno de los hombres de seguridad inspeccionaba el contenido de esas perchas, y cuando comenzó a pasar un detector de metales manual por cada una de esas mujeres, y sus bolsos, yo decidí que mejor dejaba de observar como Obi Wan hacía su trabajo, y movía el culo para buscar una habitación con espejos suficientemente grandes, como para ver un vestido de novia.

¡Joder! Las cosas estaban yendo realmente rápido, y yo lamentaba no tener a mi madre, ni a Alice conmigo, para que me ayudasen. Ese deseo hizo que recordase el iPad, y lo tomé de camino a una habitación que había visto esa mañana temprano, tenía un par de espejos opuestos enormes, y sin duda había sido el vestidor de una mujer, porque cada panel con molduras blancas de la pared, escondía un armario de cuerpo entero. En esa habitación había un banco de madera blanca tallada tapizado en un suave terciopelo azul, y un par de mesas auxiliares pequeñas. Sería perfecta.

Respondí al mensaje de Edward diciéndole dónde me encontraba, que Obi Wan enviase allí a esas pobres mujeres cuando se asegurase que no llevaban más que horquillas, y que si no daba señales de vida en algunas horas, no estaría de más que organizase una expedición de rescate con expertos en tules y encajes. No pude evitar sonreír ante la imagen que se formó en mi cabeza.

Paseé nerviosa evitando mi reflejo en los espejos, y comprobé emocionada que Alice me había bombardeado con mensajes internos de imágenes, en los que me sugería una cantidad estremecedora de vestidos de novia de todos los estilos imaginables, pero también me había enviado un mensaje de texto que me calentó el corazón:

“J ha conseguido convencerme de que no te llamase, ya sabes… pero no podía quedarme callada sin más. ¡Lo sabía! ¡Te lo dije! Me muero de ganas por ver que nos trae Santa Klaus... ¿Tú no?”

Sonreí como una tonta y le envié como respuesta un gigantesco árbol de Navidad completamente blanco. Después le eché un ojo a sus sugerencias… Y estuve tentada de sentirme desfallecer, pero lo evité justo a tiempo, ni loca pensaba perder ni un solo segundo en autocompadecerme, por tener que buscar un vestido para casarme con Edward. Tenía un precioso Plan B colgando del armario, y dos días para encontrar ese vestido maravilloso, un vestido que tenía que recordar que estaría en todas las portadas por lo sorprendente de la noticia, al mismo tiempo no quería ir disfrazada a mi boda, porque no olvidaba que en realidad, lo que íbamos a hacer era unir nuestras vidas. No podía ser tan difícil encontrar un vestido… ¿O sí?

Los nervios encogieron mi estómago sin que pudiese evitarlo.



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-No puedo esperar a que también cambie tu apellido, esta vez, de forma legal y definitiva, por el mío. – Una oleada de nervios me tomó por asalto el estómago y sonreí como una tonta enamorada.

-Edward… ¿puedo pedirte algo? – Sus dedos desabrocharon el botón de mis vaqueros y antes de que pudiese reaccionar, me había sentado en la cama para terminar de sacarlos por mis piernas. Alguien parecía tener prisa…

-Puedes pedirme lo que quieras. – Tras el pantalón desaparecieron las braguitas, y volvió a ponerme los tacones, entonces Edward se puso en pie entre mis piernas, masculino e imponente, se quitó el jersey que había llevado desde que llegamos a esa casa, y comenzó a desabrochar los botones de su camisa delante de mí, convirtiéndose en un completo exhibicionista para mi placer. El fuego que lentamente estaba prendiendo en mi vientre estalló furioso, haciendo que mi clítoris palpitase violentamente. Tuve que hacer un verdadero esfuerzo por evitar juntar los muslos buscando algo de alivio.

-Son fechas de hacer regalos... – Edward me dedicó una mirada intrigado, se había detenido con la camisa a medio quitar, pero yo no podía apartar los ojos de la marcada musculatura de su torso.

-A tu padre no parece haberle gustado demasiado el suyo. ¿Qué quieres pedirme? ¿Tienes algún capricho? – Alargó su mano y me acarició la línea de la mandíbula hasta terminar en mi barbilla, que alzó con dos dedos, obligándome así a dejar de mirar el espectáculo de su vientre. Tenía que concentrarme…

-Pues que te conozco, y me gustaría pedirte que no me regales más diamantes, ni joyas… Yo voy a darte un sí, y tú a mí otro, y eso es todo lo que quiero, no necesito nada más. – Lo miré a los ojos con toda sinceridad, pero me desconcertó que resoplase irónico.

-Esto va a ser interesante. – Fruncí el ceño confundida. – Está bien, no más diamantes… Entonces, ¿debo suponer que no quieres estos de vuelta? – Metió la mano en un bolsillo trasero de sus pantalones y de él sacó mi pulsera, para ponerla ante mis ojos. Mi corazón estalló de pura dicha. Esa pulsera era muy importante para mí, y no por los diamantes precisamente.

-¡Mi pulsera! – Estaba encantada con el detalle, y con la expresión divertida de sus ojos.

-Tu pulsera. ¿La quieres? – Alargué la mano con intención de tocarla.

-¡Por supuesto! Eso ni se pregunta. – Pero el Edward juguetón la alejó de mi alcance sonriendo maliciosamente.

-Pero acabas de asegurar que no querías más diamantes. – Adoraba verlo así, lo había echado tanto de menos… Mimosa como me sentía, desnuda como estaba, y decidida a disfrutar de él así, me levanté de la cama y pegué mi cuerpo al suyo, antes de mirarlo a través de mis pestañas. Era una sensación enloquecedora sentir cada textura de su ropa y su cuerpo sobre mi piel desnuda.

-Eso no puede considerarse como “más diamantes” es “mi pulsera”, no es culpa mía que por casualidad lleve algunos. – Su risa cristalina y grave resonó por toda la habitación y tomó mi mano para volver a atornillarla en torno a mi muñeca, de donde nunca debió salir. Quería recordar cada segundo de esa escena.


-¿Eres consciente de que te vuelves terriblemente irracional con todo lo referente a esta pulsera? – Suspiré y reí de todo corazón. Me sentía ligera, casi invencible.

-Es la pulsera LOVE, el amor nos vuelve irracionales, y eso me encanta. ¡Gracias! – Susurré seductora y me puse de puntillas para besarle provocativa, la comisura de los labios. Sentía mis pezones tan duros, que sabía que era imposible que él no los notase.

-No me las des así, te aseguro que ya tengo pensada una buena forma para que me lo agradezcas. – El Puto Amo, dominante y enloquecedor cerró la mano sobre mi pelo, susurrando sus intenciones cargadas de eróticas amenazas, con una mueca cruel enseñando ligeramente los dientes. No pude contener la humedad que afloró en mi sexo.



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La enorme casa daba la sensación de ser un hormiguero de gente nerviosa y atareada organizando la seguridad y los demás detalles de la boda. Observé desde lo alto de la galería que daba al patio interior, como se estaba estructurando todo: en un salón escogería la vajilla, la cubertería, copas y manteles para la boda, en otro, las flores, en el comedor más grande me esperaban los diferentes menús en su presentación definitiva, en otro más pequeño, los postres y tartas…

Edward no bromeaba en absoluto cuando dijo que pretendía ofrecerme la mejor ceremonia que pudiese, dadas nuestras circunstancias. No quería ni imaginar lo que hubiese sido la abrumadora tarea de planear nuestra boda con meses de anticipación…

Inspiré profundamente y comencé a bajar las escaleras. Me sentía bien, extrañamente en paz, era consciente del peligro, conocía a las personas que nos rodeaban y con respecto al amor que sentía por Edward, lo veía con total nitidez, como si de un cuadro de hiperrealismo se tratase. No tenía ni la más ligera duda de que quería unir mi vida a la suya para siempre. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí tan feliz, tan segura de mis pasos y de mis decisiones, que la Bella que en otro tiempo fui, habría estado muerta de miedo, temiendo que alguna desgracia se estuviese aproximando, mientras que la Bella que era, se limitaba a suspirar para controlar una imprecisa inquietud, que sin embargo, estaba muy lejos de detenerme. Además Alice estaría a mi lado en ese momento tan importante de mi vida.

Solamente había algo que impedía que mi felicidad fuese completa: me hubiese gustado casarme rodeada de todos mis seres queridos, por lo demás, no cambiaría absolutamente nada.



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20 comentarios:

  1. Primero, Felicidades por dos años esta maravillosa, compleja, elegante, inteligente y hermosa historia!!! y Gracias por dos años compartiendo tu talento y casi dos años ofreciéndome tu cariño personal, sabes q te quiero mucho ;).
    Esperaría por esta historia eternamente, sin quejas, sin enfados pq quisiera que no tuviera fin. Tus palabras no me aburren, me animan, me entretienen, me retan...
    Ahora con respecto a este capítulo. Después de haber comentado casi todos los capítulos de esta historia, de analizar en mis rr a Bella al Puto Amo, cómo los entendía yo, quiero decirte que en este capítulo Bella sencillamente me enamoró. Qué realista todas esas preguntas y la necesidad de respuestas antes de dar un Sí (q era obvio) después de llevar relativamente poco tiempo "real", pero estos dos ya estaban perdidos desde q se miraron en la Isla asi q..
    Y el Puto Amo?¿¿ oh Señor!!! cómo lo echaba de menos!!! y esas frases absolutamentes románticas cargadas de seriedad y convencimiento....Irresistible.
    Se puso de rodillas!!!! jajajaj bien jugado Bella.
    Cómo el genial estratega q es dio en el clavo para proteger a Bella.....entiendo q no pensó en esta posibilidad antes pq la decisión de enviarla a Milán fue cm resultado de querer separarla de él y no querer mezclarla en asuntos oscuros...para protegerla.
    Consiguió vestido!!! espero q en el siguiente capi pongas una foto y no dudo q con tu gusto debe ser una obra de arte ;).
    M quedé mosqueada cuando Bella pensó en Boda,Jardín, Patio y Nieve....esta mujer y sus "sospechas" me traen de cabeza ;)
    Tarda lo q necesitas....al menos a mi me tendrás siempre aquí, lo sabes ;).
    Saludos desde una Canarias muy ventosa
    Besitos preciosas

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  2. uffffffff solo un gracias parece poco pero es una palabra que resume mucho y tu que las manejas tan perfectamente bien lo sabes....firmo cada una de las palabras de Minerva qeu tan bien nlos ha dicho aqui arriba....incluidas las "sospechas"...ummmmmmmmmmm
    dejemoslo en miles de gracias
    y miles de besos

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  3. Hola por aquí. Preciosas imágenes para un capitulo sublime. La que mas me gusta es la de Bella enseñando las nalgas jajaa y en serio la mejor cuando le pone la pulsera , pero echo de menos la llave.

    La casa es fabuloso y me la había imaginado así en tu descripción.

    A ver si en el proximo por fin hay boda.

    Besitos.

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  4. GRACIAS!! Que mas te puedo decir? Eres una escritora excelente...
    Nadia-

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  5. Esther...
    sabes que te leo desde hace mucho, quiza no los dos anios, pero si anio y medio, jaajaja, cada vez que leo la historia, que ya voy por mi cuarta vez completa, me maravillo nuevamente, mil gracias por compartir tu talento con nosotras.

    Jud.

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  6. Madre mía jajjaa, como se ha resistido a decirle que sí a las primeras de cambio, quería saber todo y porque, cosa entendible, quería saber el porque y si ella se negaba a lo que fuera que pasaría, a mi me ha gustado mucho cuando Edward le suelta si me hubieras dicho que no, habríamos vuelto a casa y lo había seguido intentado hasta que me dijeras que sí. Es que el chico madre mía no se merecía un noooo, la verdad que no. Bueno cuando hablan de formar una familia y de los niños, que ahora no los quiere por toda la mierda que les rodea, yo en cierto modo la entiendo han perdido a uno relativamente poco y encima duele. Pero Edward ahí para mí ha estado de muerto, el día que cambies de opinión yo estaré ahí para ello y querre a mis hijos tanto como te quiero a ti y los protegeré con mi vida puff. De verdad que a mi me ha encantado.
    Se casan porque quieren pero también el que ella sea su esposa, les sirve para que Aro no haga ciertas cosas, que ese hombre parece ser que sólo quiere hacer las cosas en el anonimato y no.
    Vaya pedazo de castillo en el que va a estar tres días sin salir. Alice y Jasper vienen a la boda y aunque el resto de su familia va a ser que no, al menos está ahí Alice.
    Además yo estaba muy segura de que Alice se iba a presentar de todas todas le dijese lo que le dijese el puto amo.
    La busqueda del vestido ha sido mortal la verdad que sí, y el otro todo preocupado por si pasaba algo y Bella nooo, es que no puedes ver el traje de la novia da mala suerte.
    Han venido todos, y Bella los echaba mucho de menos. El reencuentro con M ha estado genial, porque se respetan jajaja y pese a que Bella se la jugó la queire para su jefe mucho.
    Bueno, la reacción de Charlie pues como todo buen padre preocupado por ello, pero sabía que si no les daba su bendición lo iban a hacer de todas todas.
    Le dice que no quiere más regalos que sean joyas que con él le basta y le devuelve su pulsera eso realmente ha sido muy bonito y él en plan coñon no decías que no querías más diamantes. Y Bella pero esta no cuenta es mi pulsera. Madre mía han debido de tener una noche loca en todos los aspectos la verdad que sí.
    Hemos encontrado el vestido perfecto y ahora nos queda disfrutar de esa gran boda.

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  7. ¡Hola Esther!, como puedes comprobar, aunque tardes en actualizar, tus incondicionales esperamos lo que haga falta.
    Tú nos has recompensado con un megacapítulo ¡genial!,como sólo tú sabes hacerlo.Que Bella tan astuta y como lo manipula, no ha parado de hacer preguntas y poner alguna condición, hasta que ha conseguido que le pida matrimonio de rodillas.
    Ella quería que ese momento en el que él le pide matrimonio fuera algo memorable. Lo conoce tan bién que ha conseguido que lo haga a su manera (aunque le ha costado un poco).
    Esperemos que sea una boda tranquila y sin sobresaltos. A saber que nos tienes preparado, contigo nunca se sabe.
    Un besazo, ¡¡GENIO!!

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    1. Hola niña... soy una de las lectoras anonimas que ama tu historia de principio a fin... pedazo de escritora que eres, tienes un talento majestuoso !!!! gracias por compartirnos tu historia.... AMO al PUTO AMO y adoro la forma tan sutil de como pasas de lo tierno a lo dominante. Me pongo de pie para darte un enorme y merecido aplauso... Te puedes tardar lo que quieras en actualizar, no te preocupes, pues lo vale... Un fuerte abrazo

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  8. joder!!! mi espera valio la pena!! hermoso capitulo y se nos viene la boda, increible!!!!!! bueno no tengo otra cosa que decir que hermoso,maravilloso y genialosos, asi estuvo ste capitulo, felicidades por los dos años de esta historia, yo no lo sabia, pero me uno a las felicitaciones y queria preguntar si ya se empieza a encaminar a la recta final???? sera triste cuando lo termines, sin duda uno de mis tres fics favoritos de tods los tiempos, y el segundo con el que me adentre al mundo del bdsm!! grcias esher o partisan por una historia com esta, po tomarte unas horas, dias y semanas de tu preciado tiempo para traernos capitulos tan lindos y maravillosos y por regalarnos al puto amo y a la pequeña golfa y si!!! habra en un futuro pequeños identicos al puto amo y nenas hemosas identicas la pequeña golfa, ub besaso y abrazo desde mexico, con mucho cariño para ti partisan!!!

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  9. ahhhh bello es lo unico que puedo decir como mi adorado puto amo esta dando su corazon a bella ahhhhh ya quiero saber que pasa en la boda.
    bueno aparte de eso te extrañamos Ester me elegra que estes bien un fuerte abrazo saludos s

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  10. graciiiias! pff sin palabras con este capitulo! wooaaoo nu puedo esperar para la bodaaaaaa! qqestes bn! Slds!"

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  11. Me encato el Capi como siempre la espara male la pena gracias por este hermoso Capi por tomar un poquito de tu tiempo por escribir esta maravillosa historia que en cada Capi a sido increíble y nos tiene comiendo de la suñas y adictos de siempre de mas del puto amo gracias de nuevo felicidades por tu dos años del puto amo y espero tenerte por un largo tiempo con mas historias y me alegro que tes de regreso te estañamos gracias de nuevo

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  12. Hola de Nuevo!
    Gracias por la magia, Esther!
    Gracias por esta maravillosa aventura!
    Gracias por las palabras, las metáforas, los diálogos lógicos y no tan lógicos, por los suspensos, por las risas, por las lagrimas, por esa sensación inigualable que hace que te lea y que me olvide del mundo, que me sumerja en esta historia, en esta enrevesada trama, que hace que cuando llego al final, cierro mis ojos y se me escapa un suspiro... gracias!
    Sole.-

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  13. hola Esther

    Que capitulo tan hermoso me encanto todo, la forma en describes todo es simplemente encantador.

    gracias por darnos este hermoso regalo, espero leerte pronto
    imagnes muy bien seleccionada
    abrazos

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  14. Sin duda la espera ha valido la pena como siempre; muero por leer la boda y saber si en su noche de bodas hay sorpresas!!

    Saludos...

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  15. Muchísimas gracias!!!! Esto de las fotos es genial, una historia maravillosa!! Y felicidades por el premio!

    Ro

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  16. Hola, guapa :)

    La casa es preciosa aunque demasiado perfecta, da miedo romper o estropear algo.

    Estoy como loca por ver el vestido de novia :)


    Un beso

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  17. Siento que te debo una especie de disculpa y un agradecimiento muy grande.
    Yo suelo ser de esas lectoras fantasmas de fanfiction (o solía ser porque ya casi no me paso por allá). El punto es que ahora he pasado por una etapa de querer guardas todos aquellos excelentes fanfictions que alguna vez leí (si te molesta que guarde este dímelo y lo borraré aunque me haya pasado la última hora tratando de guardarlo jaja).
    Cómo decía... Suelo ser una lectora fantasma, porque no tengo cuenta en fanfiction y no me gusta dejar comentarios que después no puedan ser respondidos y sean anónimos, aparte que es mucho más simple leer cuando tenga un tiempo y no retribuirte en nada. Ahí empiezan mis disculpas. Y lo lamento, por esta mala costumbre mía de no reconocer el trabajo de las personas, por no tener el tiempo, o las ganas o algo inteligente que decir.

    También debo decir que muchas veces tuve la intención de escribirte un comentario, pero terminé por no hacerlo y luego simplemente parecía que con todos los reviews que tenías el mio no haría mucha diferencia. Pero decidí terminar eso aquí, porque creo que te mereces saber que una persona más de este gigantesco planeta aprecia el esfuerzo que has llevado a cabo escribiendo.

    Y guardando este fanfic me di cuenta que yo realmente nunca lo había comenzado a leer desde el principio y recordé como todo esto empezó hace ya más de un año. Ibas como por el capítulo 17 (lo descubrí ahora)y yo entre una noche algo ocupada para entretenerme y como tengo la mala costumbre de leer los últimos capítulos escritos para saber si me gusta para donde va la historia antes de decidir leerla, terminé empezandola más o menos cuando Bella y Edward comenzaron su especie de relación, luego me agarró el tiempo y me intereso la historia, pero en ese minuto nunca tuve el tiempo de leer los largos capítulos del principio y me decía que avanzaría lo que actualizabas y luego encontraría un tiempo de empezarla de nuevo y te dejaría un review como corresponde. Nunca sucedió y la historia ha llegado hasta el capítulo 61 cuando me dije que ya era mucho... Así que aprovechando el fin de mis vacaciones, la comenzare de nuevo (te iré comentando lo que me parece, lo que será interesante porque no me quedará otra que compararlo con el futuro de la historia).

    La verdad es que sólo quería darte las gracias por escribir esta historia, me reí con muchas cosas, la disfrute, recuerdo que un par de veces estresada con el fin de semestre la actualización de tu historia fue el único minuto que me tome de las 18 horas que tuvo ese día para disfrutar y que me tenía tan enganchada que aunque se me cerraban los ojos leí el capítulo y desee no estar tan cansada para haberte dicho que me alegraste el día(madrugada). La tuya es actualmente la única que leo del fandom twilight y ni siquiera me meto a fanfiction para eso, así que muchas gracias por hacerme disfrutar esta historia, que trata este tema en especifico de las relaciones BDSM que me encanta y que no había leído escrito en español por alguien, que este tan bien narrado y conseguido. (aun me sorprendo de lo mucho que se demoró en volver a salir los cisnes de papel que Bella encontró en su departamento). Tu Edward es fenomenal, me encanta y me gusta mucho Bella.

    Cómo no puedo pretender comentar 60 capítulos de una -aunque lo parezca - dejaré el resto para cuando empiece la relectura y tenga algo que decirte.

    Muchas gracias de nuevo :)

    PD: Tu blog es espectacular

    Carla

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  18. hace tiempo que que no das noticias espero no ocurra nada grabe ojala pronto publiques

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  19. Acabo de ver las fotos de este cap, :OOO que precioso el anillo, precisamente estaba preguntándome como sería, y la casa es espectacular, voy a ver las del nuevo cap ;)

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